Las personas somos el producto de todo
lo que nos sucede. Aquello que hemos vivido, las alegrías y las penas, lo
crucial y lo intranscendente, lo que sabemos y lo que ignoramos... una amalgama de conclusiones razonadas,
sazonada por una mezcla de sentimientos que se convierten en un todo, un yo.
¿Qué ocurriría si un día no pudiésemos recordar
lo vivido anteriormente?
Tengo escuchado que Dios nos hizo a su
imagen y semejanza. Ahí no podemos meter mano, no obstante somos nosotros los
que decidimos que camino escoger en cada momento. Living la vida loca, teniendo
una visión cortoplacista (Carpe diem). O mirar hacia el horizonte, sin perder de vista lo que tenemos inmediatamente
delante. Algunos, creen que el destino ya estaba escrito desde antes de que
existiésemos. A mí me parece una excusa barata, utilizada por aquellos que no
desean tomar las riendas de su vida, eximiéndose así de toda responsabilidad en
las decisiones que toman y en la vida que llevan. Esculpir nuestro destino es
posible y recomendable. De lo contrario, estaríamos jugando a la lotería con
nuestra vida sin saber cuál es el "premio".
Parafraseando a Valero Rivera,
“Solo pierde el que no da todo lo que lleva dentro”.